Probablemente fue hijo del famoso Basilio Vatatzés, duque de Tracia, quien pereció junto a muchos valientes romanos combatiendo a los búlgaros en Arcadiópolis (actual Luleburgaz, Turquía) en el 1194, tal y como nos narra Nicetas Choniates. De ser así, estaría emparentado con la familia de los Ángelos, a través de su madre, prima de los emperadores Isaac II y Alejo III.
Fue elegido por el emperador Teodoro Láscaris de Nicea como marido para su hija Irene en el 1212, tras la muerte del primer esposo de ésta, Andrónico Paleólogo, al parecer de una enfermedad veneria. Su elección dejó consternados a los hermanos de Láscaris, Alejo e Isaac, quienes huyeron a Constantinopla apenas muerto su hermano, llevando consigo a Eudocia, una hija de éste, a quien planeaban casar con Roberto de Courtenay, emperador latino de Constantinopla.
Cuando a mediados de Diciembre del 1221, Vatatzés ascendió al trono, tuvo que enfrentarse a los hermanos de su suegro, quienes apoyados por los Latinos, desafiaban la autoridad del nuevo emperador de Bizancio en el exilio. En el 1224, derrotó a los Latinos en Poemaneno y para el 1225, les arrebató lo poco que les quedaba en Asia Menor. Los hermanos Láscaris fueron cegados, como castigo por su rebeldía contra su nuevo soberano.
Ya en 1227, Vatatzés había guiado exitosamente a sus tropas en campañas hacia Europa, reconquistando Rodas, algunas islas griegas más, y Galípoli, para finalmente presentarse ante los muros de Adrianópolis, de donde su general Tarcaniotes sería expulsado por las superiores huestes epirotas de Teodoro Comneno, que también aspiraba a la púrpura desde que reconquistó Tesalónica en el 1224.
Sin embargo, en el 1230, Teodoro Comneno, que había estado a punto de convertirse en el legítimo Basileus de todos los romanos, fue derrotado en Clocónitza por los búlgaros, válacos, y cumanos de Iván Asen II. En el 1235, Vatatzés concertaba una alianza con Asen, restaurando el Patriarcado de Tarnovo (Bulgaria) y casando a su hijo Teodoro Ducas Láscaris con Elena Asen, hija del Zar búlgaro. El punto álgido de dicha alianza se daría cuando en el 1236, búlgaros y bizantinos sitiaron Constantinopla, defendida por el anciano Juan de Brienne, antiguo rey de Jerusalén y emperador de la Ciudad para ese entonces...
Tras la muerte de Asen en el 1241, pudo Vatatzés someter Tesalónica (en el 1242) y conquistar parte de la Tracia búlgara (1246). Para el 1247, dejó Constantinopla cercada por territorios nicenos, con el emperador Balduino II suplicando ayuda en las cortes de Occidente, frente al poderío de Nicea...
Una época de cultura y apogeo llegó a Nicea con Vatatzés. El cronista Jorge Acropólita narra con profunda admiración el hecho que los emperadores de Nicea separaran las propiedades del Imperio de las suyas propias. En otras palabras, el emperador costeaba sus gastos del dinero de sus tierras, en las cuales Vatatzés se dedicó a la producción avícola, llegando incluso a costear una corona para su mujer Irene en base a sus ganacias en dicha producción, nombrando a dicha diadema la Corona de Huevos.
El emperador supo consolidar alianzas con diferentes soberanos, de entre los cuales destacó Federico II de Hohenstaufen, rey de Sicilia, emperador del Sacro Imperio, y enemigo (al igual que Vatatzés) del Papado. Tras la muerte de Irene Láscarina, en el 1239, Vatatzés contrajo matrimonio con la pequeña Constanza, hija ilegítima de Federico II, en el 1244, aunque dada la minoría de edad de la niña emperatriz, el emperador asentó su mirada sobre la institutriz de ésta, la famosa Marquesina, que llegaría a ser un elemento nocivo para la imagen del emperador ante sus cortesanos, en especial Nicéforo Blémidas, prelado y tutor de su heredero.
De la boda de Vatatzés y Constanza, el poeta Nicolás Irenikos elaboró un poema que decía:
"Alrededor del adorable ciprés, la hiedra gentilmente se enrosca;
La emperatriz es el ciprés, la hiedra mi emperador."
En sus últimos años, aquejado por la epilepsia, falleció Juan Ducas Vatatzés, el 3 de noviembre del año 1254, en su palacio de Nymphaion, que a decir de la famosa historiadora Ruth J. Macrides, era la segunda capital del Imperio Niceno, y a decir de Acropólita, el lugar favorito del emperador. Su legado fue un Imperio fuerte y rebosante de riqueza, un ejército considerable, y dos bases navales en el Egeo y el mar de Mármara, listas para lanzar sus buques a la reconquista de la Ciudad. Que Dios lo tenga en su Gloria.
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